LA FUENTE CONCEJO DE LUELMO

 

 

Haz un alto, caminante.
Puedes sentarte en la orilla
de la regia maravilla
que ven tus ojos delante.
Tan galante. Tan sencilla. 

  Puedes entrar en la fuente
sabiamente abovedada;
y hasta el agua deseada,
puedes llegar fácilmente
para ver tu sed saciada. 

  Por los internos peldaños,
y en sus manos las herradas,
han subido, bien cargadas
con el agua, muchos años,
las mujeres resignadas, 

  Esta joya,  tan notoria
legada por los romanos,
conservan los aldeanos
como un altar, en la historia
de sus fueros castellanos. 

  Testigo fiel y leal
de la calle, ayer Vía,
considerada en su día
como Cañada Real
que los poblados unía. 

  En la pila lavadero,
que frente a la fuente ves,
puedes refrescar los pies,
si ha castigado el sendero
o los campos a través. 

  En la misma que han lavado
sus prendas más delicadas,
las jóvenes, recatadas,

con esmero inusitado
y pasiones desbordadas, 

  Mientras los adolescentes,
picarescos vigilaban
y en sus pechos despertaban
también, pasiones ardientes
que ruborosos mostraban. 

  ¡Cuántas alegres tertulias
ha visto en su derredor,
la fuente, con mucho amor,
para aliviar las penurias
del sufrido labrador 

  Sayago tiene estas cosas
un tanto desconocidas,
y por ello incomprendidas;
pero firmes y valiosas
como sus frentes curtidas. 

  No desoigas mi consejo.
Reposa. Piensa. Medita.
Y disfruta la visita
a nuestra Fuente Concejo.
Fuente de paz infinita. 

  Y al llegar a tu destino
puedes contar a tu gente,
como recibe la fuente
al señor y al peregrino
sin distinción, Complaciente. 

                            Abril 2.001 

                                          Obdulio HERAS IGLESIAS