La matanza 3ª parte |
Para preparar las morcillas, se mezclan las sopas, con la sangre, el
calabazo cocido, un poco de azúcar y unas grasas que se fríen en la sartén,
preferentemente de los entretiños, con cebolla y pimentón. Todo esto
mezclado forma el batudo. Para las morcillas se usan las tripas del
intestino grueso, también llamadas morcilleras y una vez rellenas del
batudo, se cierran con las subinas. Se dobla una de las esquinas sobre si,
se atraviesa con la subina y se va cosiendo el resto de la apertura, con el fin
de que toda la tripa quede vuelta y cosida sobre si misma. Un poco difícil de
explicar. A veces se aprovechaba los restos que quedaban
en las paredes del baño para untar alguna aldaba y que el
dueño también probara de la matanza . Una broma más.
Una vez terminadas de hacer las morcillas, se cuecen en la caldera, que previamente con agua hemos colgado de las llares. Dicen, que en la lumbre, hay que poner estillasverdes, para que no hagan mucha llama, pues las morcillas para que tengan una buena cocción, no debe hervir el agua. Para eso se remueven con el cucharón de madera, pero con sumo cuidado para que no revienten.
Una
vez sacadas de la caldera, se extienden sobre un paño en el suelo,
cubriéndolas hasta que dejen de echar vaho. A la mañana siguiente, sujetándolas
por un extremo con la juncia, se cuelgan bien en unidades o en
parejas. Suelen tener las morcillas de 8 a 10 centímetros de longitud.
Colgadas permanecerán hasta su consumo, que no se prolongará en el
tiempo, para que no se pongan duras.
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Los hombres han desengrasado las carnes y hay que picarlas. Antes, al
desengrasar, han ido separando las buenas de las malas. Es
curiosa esta definición para distinguirlas, pero así se llaman a los chorizos,
según estén hechos de carnes mas selectas o de carnes
bajas. Los chorizos malos serán mas grasientos por la
composición de sus carnes : barrigada, carnes de la cabeza, lengua y estómago entrecocidos etc....y se comen cocidos. El estómago
se entrecuece si posteriormente no
se usa para hacer el bodello.
Una vez picadas las carnes, viene el adobo, que se realiza con sal, ajo
machacado, un poco de vino tinto y
aceite. Se mezclan convenientemente y se dejan reposar toda la noche.
Actualmente hay familias que embuten salchichones y para eso hay que separar
previamente las carnes deseadas
antes del adobo, ya que estas
carnes se mezclan con un preparado con especias que venden especialmente para ello.
Igualmente se adoban las costillasy lomos. Los huesos del espinazo y espinillas, una vez cortados convenientemente se adoban por separado. Estos se adoban como las carnes y se curan dentro del bodello o boticón del cerdo. Una vez relleno se cierra con subinas gordas y largas por sus dos extremos, es decir el final del esófago y el inicio del intestino delgado.....y a colgar por un trozo de intestino, que esta vez sustituye a la mejor luncia. El bodello se comía con patatas o arroz. |
Los chorizos se hacen por la mañana del segundo día de matanza, llamado también el día de los chichos. Ya diremos porqué.
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Vamos a hacer la manteca. La caldera colgada de las llares, se ha llenado
de las grasasconvenientemente
picadas con la ayuda de las tijeras de motilar. Se van removiendo con el
mismo cucharón que se usó para el cocido de las morcillas, y
cerca del final de este proceso se echan a la caldera, manzanas,
membrillos, cebollas y las cortezas de
pan que guardamos al picar las migas, que previamente han sido pasadas por agua.
A todo esto se les llama costras, que se comerán espolvoreadas con azúcar....
siempre que el estómago lo aguante
. A parte de comerse las costras, esto se hacía para que diese un buen
aroma la manteca.
Las grasas que van quedando en la caldera, se oprimen para que suelten todo el líquido,
y es cuando se envuelven con las migas de pan, y ya están listos......los
chichos. Ya sabéis porque se llama el día de los chichos. Antes, la
manteca era un perfecto sustituto del aceite en la cocina del Sayagués, hoy prácticamente
en desuso, salvo para la elaboración de dulces caseros. Antes se usaba también
para hacer jabón, untar cueros y curar enfermedades. Se decía que
la manteca en pecho y garganta cubierta con un paño aliviaba los
catarros y resfriados . Al engrasar los cueros, botas, sobeos,
cornales etc, surtía un efecto reconstituyente sobre estos objetos, al
quedar mas suave para su uso, igual que al engrasar las ruedas del carro,
evitaban que estas cantasen y si se hacia jabón, se conseguía un
estupendo lavado de la ropa en el regato o represa.
Se va terminando la matanza. Solamente queda salar los tocinos, jamones y paletillas. Los jamones, según la costumbre, hay que tenerlos en sal tantos días como kilos pese y uno mas. Una vez pasados los días convenientes se cuelgan. |
Hoy en día, cosa que me alegra, el Sayagués no vende los jamones, como ocurría
antaño, cuando cada familia los vendía a los jamoneros de Badilla o
Salamanca, o los intercambiaba por otros productos que le eran más necesarios.
Hoy el que los tiene los come .
Llegado el tiempo que los chorizos están curados, se retiran del varal y
hay que guardarlos. Hoy en arcones, y antes, en las vetustas pero hermosas
tinajas cubiertos de paja.
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Esto
ha sido una constante en la vida del Sayagués: autoabastecerse. Irá
consumiendo todos los productos elaborados y en lo referente a la matanza, nunca
sabrá valorar la excelencia y exquisitez de lo que consume, porque por suerte
para él, siempre tuvo la ocasión de disfrutarlos.
Luis Miguel Conejo
Garrote